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Día del Niño

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Hoy en Paraguay se festeja el Día del Niño. Si bien el motivo no es de festejo, una fecha para recordar la fatídica batalla que en 1869 se gestaba en Acosta Ñu, donde infantes hechos hombres cayeron en batalla en la Gran Guerra de la Triple Alianza (o Guerra Grande o Guerra del Paraguay como recuerdan algunos historiadores) las nuevas costumbres llevaron a esta fecha como una celebración a los niños, donde chocolatadas y juegos, juguetes y golosinas invaden las tardes en las escuelas, parques municipales y casas de familias que pagan promesas al único santo paraguayo, San Roque (el italiano, no el paraguayo).

El día del niño también nos sirve a los grandes para recordar esa etapa en que la inocencia y la imaginación eran las consignas para lograr las metas propuestas, que en algún momento tal vez por códigos de “grandes” dejamos tanto la inocencia como la imaginación por el camino. Muchos recordamos hoy como en nuestra infancia jugábamos en las calles sin miedo, como subíamos a los arboles, como con poco hacíamos grandes juegos y comparamos a los niños de hoy día que con la computadora o los videojuegos pierden todo el día sentados sin moverse o sin sentir el sol al menos un momento. Estos chicos no tienen la culpa que en las calles no se les proporcione la seguridad suficiente para que jueguen como lo hacíamos nosotros de grandes, dejar a los chicos jugar en las calles hoy día es dejarlos expuestos a los flagelos propios de las sociedades en las que vivimos.

Es bueno tener estos días en el calendario para recordar la responsabilidad que conlleva este rol social, tanto para los padres como para los niños, que son el futuro que vamos forjando a medida que crecen. Es bueno también tener estos festejos para que las autoridades se rectifiquen en su precaria labor para con los niños, cuando hoy día y como todos los años hablan de que no permitirán más niños en las calles, de que a estos niños no les faltará comida y educación. Promesas que para nosotros los grandes que ya nos acostumbramos a la mentira pasan, pero que para estos chicos que todavía creen en super héroes y en amigos imaginarios se vuelven decepciones con las que terminaran creciendo decepcionados y perdiendo toda esperanza de ser alguien alguna vez.

 

 


 

 



Patricia Silva Casco es Comunicadora. Hace un poco de radio (www.1035.fm) y colabora con www.agendarte.net. Nacida en Asunción del Paraguay pero malcriada en la fronteriza Ciudad del Este.

 

 

 

 

 

 

 

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